miércoles, 26 de junio de 2013

La Bombonera, apodo curioso. ¿Por qué La Bombonera?

La leyenda cuenta que al arquitecto que diseñó el estadio, el yugoslavo Victorio Sulsic, le regalaron una caja de bombones y cuando la abrió se sorprendió al ver la similitud con lo que él estaba diseñando. De todos modos, la primera vez que el estadio tuvo un nombre oficial, fue el 20 de abril de 1986 cuando recibió el de Camilo Cichero, en la tarde en la que Boca derrotó por cuatro a dos a Talleres de Córdoba. El 27 de diciembre de 2000, un mes después de haberse consagrado campeón del mundo en Japón, la Comisión Directiva le cambió el nombre y lo rebautizó con el de Alberto J. Armando, exactamente 13 años después del fallecimiento del recordado presidente que dirigió la Institución en las décadas del sesenta y setenta.
Han pasado muchos años y muchos jugadores por el césped de La Bombonera. La Bombonera no tiembla, late. Late al compás de los corazones azul y oro que todos los domingos sufren, ríen y lloran por esa pasión inigualable.

Como nace la Bombonera

Corría el año 1924 cuando Boca, luego de haber jugado como local en diferentes campos de juego cuyos terrenos alquilaba, se estableció definitivamente en el predio que posee en la actualidad ubicado entre las calles Brandsen, Del Crucero (ahora Del Valle Iberlucea), Aristóbulo del Valle y las vías del tren. 
El estadio era típico de la época, de estilo inglés. Es decir, mucha madera, columnas altas y finas, y techado en el Sector de Honor. En 1931 se decidió comprar los 21.471 metros cuadrados de dicho terreno a 2.200.000 pesos de aquellos tiempos. Sin embargo, pocos años después, el presidente del Club Camilo Cichero creó una Comisión Pro Estadio y le asignó al Ingeniero José Luis Delpini la dirección de la obra para tener, por primera vez, una cancha de cemento con capacidad para 100.000 personas. El 18 de febrero de 1938 se colocó la piedra fundamental, que en la actualidad se encuentra en exhibición en el Museo de la Pasión Xeneize, y el 30 de agosto de ese mismo año empezó la construcción del nuevo estadio.
Hubo que esperar cuarenta y tres años para una nueva modificación. El 5 de mayo de 1996, y bajo la presidencia del Ingeniero Mauricio Macri, se cerró el paso de una tribuna social a la otra (en el anillo inferior) para darle lugar a un nuevo sector con asientos a lo largo del campo de juego, y se inauguraron las plateas preferenciales en donde antes estaban los viejos palcos amarillos. Además, comenzó la construcción de los Palcos Vip, que en la semana previa se habían subastado. Dos de ellos fueron comprados por Carlos Bilardo y por Diego Maradona, entrenador y capitán respectivamente, del primer equipo de fútbol profesional en aquel entonces. Para la conmemoración del Xentenario, al mejor estilo Hollywood, las 100 mayores glorias xeneizes dejaron la marca de sus pies sobre la vereda de la calle Brandsen.

Así nació el club!!

Santiago Sana, Alfredo Scarpatti, Esteban Baglietto y los hermanos Juan y Teodoro Farenga, cinco jóvenes que integraban un equipo de amigos del barrio de inmigrantes italianos de La Boca llamado Independencia Sud, decidieron constituir algo mucho más formal que eso. El sábado 1 de abril de 1905 se reunieron en la Plaza Solís para darle forma al proyecto, y al día siguiente lo hicieron en la casa de Baglietto.
Las discusiones sobre el color de la camiseta fueron subiendo de tono y la madre del anfitrión, quien estaba tomando el té; con otros matrimonios amigos, les solicitó; amablemente que se retiraran del lugar. Los muchachos volvieron a la plaza ubicada en las calles Olavarría, Suárez, Gaboto y Ministro Brin para seguir deliberando. Descartados los nombres de Hijos de Italia y Estrellas de La Boca, Santiago Pedro Sana tuvo el honor de denominar al nuevo club que estaba naciendo como Boca, y le agregó; el Juniors con ese toque inglés típico de la época. Pero fue el lunes 3 de abril de 1905 cuando se designó; la primera comisión directiva en la casa de los Farenga.
Nacía una historia de pasión popular pocas veces vista que perdura y perdurará; eternamente en los corazones de una legión de simpatizantes que ya están diseminados por todos los rincones del mundo.